En principio, todo en el Universo, vibra. No hay nada que esté quieto, todo vibra y esas vibraciones son ondas cíclicas con determinadas frecuencias.
La vibración es una forma de comunicación celular y bacteriana. Las colonias celulares y bacterianas de nuestro cuerpo tienen receptores para saber a qué frecuencias están vibrando otros seres unicelulares.
Parece existir una ley armónica entre ellas. A este rerspecto, son interesantísimas las investigaciones de James Gimzewski, que “escuchando” las células, pudo detectar que éstas vibran a diferente frecuencia cuando se encuentran enfermas que cuando están sanas.
En el caso de las bacterias, también resulta curioso y sorprendente que la Escherichia Coli (una bacteria que vive en nuestro intestino) se dedica a percibir las vibraciones de otras colonias bacterianas en nuestro cuerpo, y cuando éstas se están multiplicando más de lo debido para mantener el equilibrio, la Coli produce una enzima que obliga a las bacterias “desafinadas” a suicidarse.
Cuando a las células se las somete a vibraciones armónicas, éstas cambian de forma y hasta corrigen sus problemas si los hay, por eso es tan importante escuchar buena música…(las notas de la escala griega por ejemplo, sólo producen armonías perfectas en el tono de la nota en que se ha afinado) y los inharmónicos (sonidos que no son múltiplos enteros) enferman a las células, cambian su comportamiento. La vibración se transmite y se contagia y ese es uno de los principios de la metástasis del cáncer por ejemplo.
Incluso algunos bacteriófagos como el T4, para “colarse” y pasar desapercibido al sistema inmunitario, imita las frecuencias de las bacterias Gram Positivas, para camuflarse e introducir su código para infectar a las otras bacterias como a la E. Coli.
La vida misma en todas sus manifestaciones, tiende a la vibración de armónicos, y la entropía a la vibración inharmónica. Esto abarca a todo lo que existe, ya que es una ley fundamental de la dinámica cuántica.
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